La limpieza en la ciudad ya preocupaba en la Almería de los 50

#BajoelManzanillo nos lleva a 1953 cuando la limpieza en la ciudad comenzaba a ser una preocupación por la falta de colaboración ciudadana. Se pedía más vigilancia y sanciones «a quienes, sin escrúpulos, ven en la vía pública, lugar propicio para ejecutar desagües». También se hacía una llamada a propietarios e inquilinos de edificios para conservar debidamente las fachadas, una obligación en ciertos sectores. Para ello, el Ayuntamiento aprobó una ordenanza a fin de poder realizar cuantas «reformas se estimen convenientes en edificios particulares, sin tener que recurrir a solicitudes y concesiones», que, a veces, se retrasaban en exceso

Limpieza

La limpieza de las calles es un tema que con frecuencia traemos a esta columna, precisamente por lo interesante que es para una ciudad conservar sus vías aseadas y por la buena impresión que ello produce en quienes por vez primera nos visitan.
No todo el trabajo de limpieza va a recaer sobre la brigada de la Policía Urbana. Es necesaria la colaboración de los vecinos, que en algunos raya a muy baja altura. Hay quien no se abstiene de lanzar desperdicios de carnes, pescados y otras inmundicias y basuras envueltas en el agua, lo que además de establecer «lagunas», éstas despiden un olor poco agradable. Debería vigilarse estrechamente estas faltas de la ciudadanía, imponiendo sanciones a quienes, sin escrúpulos, ven en la vía pública, lugar propicio para ejecutar desagües. Principalmente, existen lugares en que esto suele suceder más que en otros. Ya nos lo apuntaban unos vecinos de las calles de Lope de Vega, Callejón de las Cámaras
– hoy, calle San Diego de Alcalá-, Eduardo Pérez..
Tampoco aprobamos el barrido en seco, que, a veces, se hace por ciertos vecinos. De esta forma, las inmundicias que se lanzan, la tierra, etc., flotan en el aire y las van recogiendo quienes, en ese momento, transitan; o bien entra en las casas por cualquier
ventana o balcón abierto. Conviene, pues, observar estos detalles, porque son extremo importantes para la salud pública.

EQUIS (seudónimo de Manuel Román González)
(Yugo’, miércoles, 18 de febrero de 1953, página 2)

Saneamiento

Celebró sesión la Comisión Permanente Municipal y, entre otros asuntos, se trató uno de vital importancia para el saneamiento de la ciudad. Fue leída una moción de Fomento, en la que se solicitaba, que, a fin de evitar las dilaciones obligadas actualmente en tales casos, se puedan realizar obras de blanqueo de fachadas, fraguado de terrados o azoteas, repellos, etc.
Con ello, se pretende contribuir más eficazmente a la limpieza de la ciudad a través de cuantas reformas se estimen convenientes en edificios particulares, sin tener que recurrir a solicitudes y concesiones que, a veces, ciertamente, retrasan y hasta suponen el abandono en una gran variedad de obras de menor importancia, que, si bien constituyen modestos detalles, no es menos cierto que se traducen en un mejor aspecto e higiene de las viviendas.
Considerado el proyecto de gran interés, quedó sobre la mesa para someterlo a una mayor revisión y resolver en la próxima reunión. De esta forma, el acuerdo municipal habrá sido precedido de un más concienzudo estudio,
que marque, previamente, lo que puede o no hacerse sin dicho permiso y sobre ello sean bien informados, tanto los propietarios como los inquilinos.
De momento registramos el hecho con alborozo porque suponemos que ello animará a muchos propietarios de viviendas a adecentarlas en su ornato, de lo que están muy necesitadas.

EQUIS (seudónimo de Manuel Román González)
(Yugo’, viernes, 20 de febrero de 1953, página 2)

La ciudad y el puerto desde la Alcazaba, a mediados de los años 50 del siglo XX, cuando se lanzó una campaña para sanear y blanquear fachadas, que mejoraran el aspecto de la ciudad, siendo de obligado cumplimiento para ciertos sectores de la capital, frecuentados por turistas: «alrededores de la Plaza de la Catedral, cercanías de la Alcazaba, Paseos y adyacentes, etc.- Foto de la colección de postales Gran Pandora, que se conserva en la BIBLIOTECA DIGITAL DE LA DIPUTACIÓN DE ALMERÍA.

Fachadas

De un momento a otro «es posible» que nos llegue un tiempo primaveral. Nuestras calles, paseos y avenidas recobrarán la alegría, verdor y fragancia de costumbre y conviene que todos contribuyamos a esta empresa.
Se nos ocurre que una de las formas de colaborar más decididamente a darle un aspecto limpio a la ciudad es el blanqueo de las fachadas que ofrecen una estampa deteriorada, sucia y fea, y que, por desgracia, no son pocas. Ahora no hay «pegas» de permisos. Tan pronto surja la idea en el propietario, o bien el acuerdo entre el inquilino y aquél, uno o varios blanqueadores pueden dejar la fachada de los edificios tan brillante como el sol que nos alumbra.
Sobre todo hay sectores en los que es obligatoria esta campaña. Aquellos del centro y barrios típicos de la capital, que suelen ser preferidos en las visitas de los turistas, que están al llegar. Alrededores de la Plaza de la Catedral, cercanías de la Alcazaba, Paseos y adyacentes, etc. En general, creemos que la cosa se presta a una labor, y manos a la obra, que para luego es tarde.

EQUIS (seudónimo de Manuel Román González)
(‘Yugo’, martes, 17 de marzo de 1953, página 2)

Limpieza

La limpieza es cosa que siempre importa conservar. Sin embargo es ahora, en este tiempo caluroso, cuando más necesario se hace cuidar ciertos detalles de aseo en nuestras calles y plazas. Nos referimos concretamente a algunos vecinos, poco escrupulosos, que lanzan a la vía pública cuanto les estorba en su propia casa. Aprovechan cualquier oportunidad de no ser vistos y lanzan a la vía pública restos de pescado y otros despojos, que al poco rato proporcionan un fétido olor, insoportable para los transeúntes, y, sobre todo, para quienes tienen el balcón o ventana cerca del lugar escogido para tal «desahogo».
Sería curioso conocer la reacción que tales personas tendrían si vieran una porción de inmundicia a las puertas de su casa. Con toda seguridad que pondrían el «grito en el cielo»; más no piensan el daño que causan al vecino, haciéndole percibir el nauseabundo hedor que ellos quieren evitar.
No es el caso solo asunto de vigilancia, sino de falta de ciudadanía, que todos estamos obligados a conservar, ya que para todos son los beneficios. Absténganse, pues, quienes así proceden, de
verter basuras, aguas sucias y toda clase de desperdicios a la vía pública, sufriendo cada cual las propias consecuencias, sin necesidad de molestar al vecino.

EQUIS (seudónimo de Manuel Román González)
(Yugo’, martes, 2 de junio de 1953, página 2)

NOTA.- Muralla sur de la Alcazaba con las viviendas del casco histórico que se alzaban a sus pies a mediados del siglo XX. Para esas edificaciones se pedía el «blanqueo de las fachadas que ofrecen una estampa deteriorada, sucia y fea, y que, por desgracia, no son pocas. Ahora no hay «pegas» de permisos. Tan pronto surja la idea en el propietario, o bien el acuerdo entre el inquilino y aquél, uno o varios blanqueadores pueden dejar la fachada de los edificios tan brillante como el sol que nos alumbra«. Había «sectores en los que es obligatoria esta campaña. Aquellos del centro y barrios típicos de la capital, que suelen ser preferidos en las visitas de los turistas, que están al llegar. Alrededores de la Plaza de la Catedral, cercanías de la Alcazaba, Paseos y adyacentes, etc.» La foto que destacamos en portada corresponde a la colección de postales Gran Pandora que se encuentra en la BIBLIOTECA DIGITAL DE LA DIPUTACIÓN DE ALMERÍA.

Publicado por José Manuel Román

Periodista

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