Plaza de la Virgen del Mar, el encanto de lo sencillo

En la glorieta junto al santuario de la Patrona forman parte del espacio urbano las tallas escultóricas del padre Ballarín y de una madre con su hijo en brazos. Un lugar entrañable, que conserva en toda su esencia el toque almeriense

Plaza de la Virgen del Mar desde la talla escultórica de la madre con un niño en brazos. Al fondo el santuario de la Patrona.- Foto JOMARO

Muchas veces, en lo sencillo está el gusto, el encanto. Eso pasa con la Plaza de la Virgen del Mar, junto al santuario de la Patrona. Cuidada, aseada y limpia luce de una manera especial, que enamora e invita al esparcimiento, al paseo y a disfrutar de sus sombras en los bancos de hierro que nos recuerdan los viejos tiempos, cuando de niños jugábamos y nos dejábamos la piel literalmente en la parte de tierra de la glorieta.

Frente a frente, cruzándose las miradas, las dos obras de arte dan realce a los jardines y a la plazoleta.- Foto JOMARO

En el coqueto y recoleto espacio urbano están integradas las esculturas del busto del fraile dominico Padre Ballarín, que se colocó en la plaza hace ahora 60 años, el 27 de agosto de 1960; y otra talla escultórica de una madre sentada con las piernas cruzadas sosteniendo en brazos a un niño. Ramón Ballarín fue el impulsor de las obras de restauración de la basílica de la Virgen del Mar tras la Guerra Civil. Frente a frente, cruzándose las miradas, las dos obras de arte dan realce a los jardines y a la plazoleta. Son lugares entrañables, que conservan en toda su esencia el toque almeriense.

La Plaza de la Virgen del Mar, este 15 de agosto, festivo, lucía con todo su esplendor. Según reza en el monolito que figura en uno de los extremos, el espacio fue remodelado íntegramente en agosto de 2005, hace ahora quince años.

Recomiendo pararse, contemplar los jardines, disfrutar de las sombras y admirar el santuario de la Patrona. Es un ejercicio para recargar pilas en el ajetreo cotidiano, un espacio para el recuerdo, la reflexión de forma sosegada.

Plazas como esta, sencillas, de fácil mantenimiento son las que hacen ciudad, las que enamoran y agradan.

Como bien nos han sugerido, por parte del ayuntamiento de Almería sería conveniente que a cada una de las dos esculturas les acompañara una placa con un texto explicativo de a quién corresponde, con indicación de sus autores.

«¡Qué pena que en la plaza de la Virgen del Mar esté ese kiosko! Cada vez más grande y con más olores«, nos comenta un amigo, a raíz de esta gacetilla. «Pero es verdad, es una plaza preciosa«, afirma.

José Manuel Román
Periodista

Publicado por José Manuel Román

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