#BajoelManzanillo, en cuatro de sus columnas periodísticas, nos hace una excelente radiografía social en torno a la fiesta de la Cruz y de las mayas en una primavera almeriense, la de 1952, con un «tiempo desapacible» que no impidió la «brillantez». La «carretera de Granada tenía el aspecto de una gran riada humana», en «romería» hacia la Cruz de Caravaca («olor a churros y a garbanzos tostados»), «tradicional y típico» marco de la popular fiesta a la que se unían entidades y casas particulares. Las «simpáticas» mayas formaban también parte del retrato de las costumbres de mayo, si bien comenzaban casi a mitad de abril.
