En 1903, con motivo de los Juegos Florales, el rector de la Universidad de Salamanca recibió un homenaje en el Club de Regatas de Almería. Concluido el ágape subió a la ballenera “Covadonga”, tripulada por varios socios, dando un paseo por la bahía hasta el embarcadero de Alquife, que se encontraba en obras. El escritor quedó encantado de la belleza marítima de Almería.
