#BajoelManzanillo nos traslada a los años 50 cuando, en Almería, el fútbol en plena calle y la pelota a mano en paredes improvisadas eran una auténtica pesadilla para «transeúntes», expuestos a algún «pelotazo». La calle General Segura, «mañana y tarde», ofrecía «una animación extraordinaria con los chicos dándole» al balón, y «para presenciar un ‘match’ de pelota nacional» solo bastaba con ir a la plaza Virgen del Mar, donde las paredes del santuario de la patrona se convertían en frontones



Fútbol callejero

El incremento de la afición al fútbol no solo se nota en las gradas del Estadio de la Falange, sino en cada calle y en cada esquina de la ciudad, sobre todo si éstas reúnen las «dimensiones» mínimas reglamentarias de los terrenos de juego…
Cada día es más persistente la improvisación de campos de balompié infantil; y cada vez, por tanto, es mayor el peligro que estos siembran para intranquilidad de transeúntes y de los vecinos. Los primeros porque difícil será que pasen por la vía sin recibir algún «pelotazo», que, si bien no es motivo de daño físico, siempre es material, ya que la mancha en el traje está siempre a la orden del día. Hace falta poner coto al fútbol callejero, en el que participan, no solo los niños sino mayorcitos y hasta «consagrados» que gustan de recordar sus tiempos dorados en plena vía pública.
Amplios y ventilados terrenos existen en el extrarradio adecuados para esta clase de exhibiciones deportivas, razón por la cual debe desaparecer la preocupación que estos futbolistas improvisados, siembran en las más céntricas calles.
EQUIS (seudónimo de Manuel Román González)
(‘Yugo’, domingo, 8 de febrero de 1953, página 2)




Fútbol callejero

Cada día observamos más afición al fútbol, cosa que nos agrada porque el deporte fortalece el cuerpo y distrae el espíritu. Pero hay o debe de haber lugares para la práctica de cualquier especialidad deportiva, y no hacer de cualquier ancha y hermosa calle un estadio o un frontón, que, generalmente, es lo que viene ocurriendo.
No tenemos que hacer gran esfuerzo para presenciar un interesante encuentro de fútbol. Basta situarnos en nuestra propia calle -General Segura- que mañana y tarde, sobre todo a la hora del cine, ofrece una animación extraordinaria. Los chicos dándole a la pelota, el público que no puede transitar y los adeptos de ambos bandos que aplauden y gritan, formando todo ello una algarabía de mil diablos, amén del peligro que corren los viandantes expuestos a que le «chuten a puerta» y le estropeen el físico.
Luego, por ejemplo, para presenciar un «match» de pelota nacional, no tenemos más que trasladarnos a la Plaza de la Virgen del Mar, cuyas paredes del templo constituyen un auténtico frontón, cerrando el tránsito por toda aquella zona y con el consiguiente peligro para el transeúnte que difícilmente escapa del «pelotazo».
Convendría, pues, «delimitar los campos». O suprimir, estas exhibiciones callejeras, «rogando» a los chicos practiquen en otros lugares los deportes o bien determinar si estas calles y otras plazas son propias para montar en ellas un estadio o un frontón.
EQUIS (seudónimo de Manuel Román González)
(‘Yugo’, jueves, 30 de abril de 1953, página 2)
Noticia asociada
Fútbol callejero almeriense en 1952

NOTA.- La imagen destacada de portada corresponde a las fachadas lateral y frontal del Santuario de la Virgen del Mar, en cuya plaza se montaban auténticos partidos de pelota a mano, sirviendo de frontón las paredes del templo. La animación a diario era grande y el peligro para los transeúntes también, ya que quien pasaba por allí se exponía a recibir un auténtico «pelotazo».
