#BajoelManzanillo elogiaba la mejora en el ‘aseo exterior’ de los carros que se dedicaban a la recogida domiciliaria de basuras en 1952, pero pedía evitar las ‘exposiciones’ traseras de los carritos, «exhibiendo cacharros viejos de todas clases, restos de animales que pasaron a mejor vida, y cosas parecidas, que no están de acuerdo con el buen tono de limpieza y aseo de la ciudad»

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Se ha ganado mucho en lo que respecta a la limpieza y aseo exterior de los carros que se dedican a la recogida domiciliaria de basuras. No son ya los mugrientos, feos e indecorosos carruajes de antaño los que hoy realizan el servicio, e incluso la indumentaria de los que se dedican a este de recogidas de basuras ha mejorado notablemente, desterrando el traje mugriento y de girones que antes era característico. La profesión, pues, ha ganado en distintos aspectos e incluso en el propio rendimiento económico, que debe de ser satisfactorio. Y conste que no es propaganda.
Sin embargo, aún quedan ciertos defectos en la ejecución de este menester. Precisamente ayer mañana vimos cruzar un carrito que llevaba colgada, a la consideración de todos los ciudadanos, una espuerta repleta de vendajes y desperdicios clínicos, que ofrecían un ‘cuadro’ deplorable en extremo, y el cual debe evitarse, obligando a que sean introducidos en los departamentos cerrados del carro toda clase de inmundicias, haciendo desaparecer así, no solo la pésima impresión que produce, sino las malas olores que de otra forma se esparcen. Deben desaparecer estas «exposiciones» traseras de los carritos de basura, exhibiendo cacharros viejos de todas clases, restos de animales que pasaron a mejor vida y cosas parecidas, que no están de acuerdo con el buen tono de limpieza y aseo de la ciudad.

EQUIS (seudónimo de Manuel Román González)
(‘Yugo’, domingo, 18 de mayo de 1952, página 2)

NOTA.– El servicio domiciliario de la basura en Almería se hacía con carros tirados por mulas o burros hasta bien avanzada la década de los 60 en que ya no se permitió este sistema. Los basureros iban provistos de espuerta de esparto o de goma y de una herramienta que se fabricaban, algunos la llamaban ‘raora’, que era como una gran cuchara o pala manual ajustada a la muñeca hecha de latón en la mayoría de los casos. Entraban en las casas o llegaban a las puertas de los domicilios y recogían la basura que depositaban en el carro donde llevaban un cajón de madera cerrado por la parte de arriba, en la época de los años 50 del siglo XX. A veces, en los edificios de más de dos plantas sin ascensor, para evitar que subieran las escaleras, se descolgaba el cubo de la basura por la ventana o balcón utilizando una especie de garrucha rudimentaria de fabricación casera. Los basureros vivían de las propinas que cada cierto tiempo recibían de los vecinos. Era tradición que por las Navidades felicitaran las Pascuas con un motivo impreso del tamaño de una postal y recibieran a cambio, por parte de los vecinos, un simbólico aguinaldo, bien en dinero o en especies.

1950, Pepe Soriano, el basurero de la calle Regocijos
José Soriano Plaza, alias ‘El Furia‘, con su carro y herramientas de trabajo en la calle Recogidas. Y añade: «El basurero iba diariamente casa por casa pidiendo la basura. Con la raora, una especie de gran cuchara, la vaciaba en el capazo y este, a su vez, en el carro tirado por un burro. No tenían sueldo y vivían de las propinas«. (Del blog almeriaantigua.blogspot.com, 29 de junio de 2018)

Enlace asociado
‘Mantenga limpia la ciudad’. Tal como éramos. Por Eduardo de Vicente. Contraportada. La Voz de Almería. 19 de diciembre de 2019